verdad del sol. Podemos asegurar que la ciudad en esta novela se confirma como el personaje principal, en palabras de Luis García Jambrina, como un género literario en sí misma.
Ciudad y novela que se deja leer (aunque a trompicones y con sobresaltos) por un Fernando de Rojas sin brújula ni mapa, pero eso sí, guiado por Lázaro y sus amigos Fray Antonio y Fray Germán. La amistad es una suerte de amor que favorece al afortunado que de ella disfruta.
Habían pasado ya varios meses desde que Fernando de Rojas concluyera sus aventuras en el interior de la Cueva de Salamanca (…) (p. 17)
En esta segunda entrega, la Salamanca de finales del siglo XV continúa siendo el espacio por el que se mueven personajes, conflictos y celebraciones: algaradas, escaramuzas, festejos… Si en El manuscrito de piedra la ciudad dorada aparecía como lugar de saberes oficiales y prohibidos, en El manuscrito de nieve se viste de una pureza engañosa, como un disfraz que se desvanece ante la